Cada vez nos encontramos más enfocados en la sostenibilidad y responsabilidad ambiental. Por ello es fundamental entender y cumplir con las regulaciones que controlan la gestión de productos electrónicos y eléctricos. Dos de las regulaciones más importantes en este ámbito son RoHS (Restricción de Sustancias Peligrosas) y RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos). Cuando contratas programas específicos de gestión de empresas de logística y transporte es importante contar con un soporte técnico personalizado que ayude a resolver tus dudas y a tener en cuenta este tipo de regulaciones. En este artículo, os mostraremos en detalle qué es RoHS y RAEE y por qué son tan importantes en la actualidad.
RoHS. Restricción de sustancias peligrosas
Esta restricción de sustancias peligrosas es una regulación de la Unión Europea que entró en vigor en julio de 2006. El objetivo principal que tiene esta regulación es limitar el uso de ciertas sustancias peligrosas en productos eléctricos y electrónicos. RoHS prohíbe la venta de productos que tengan cantidades específicas de 6 sustancias peligrosas:
-Plomo (pb): Utilizado en soldaduras y cristales de pantallas
-Mercurio (Hg): Lo encontramos en interruptores y lámparas fluorescentes
-Cadmio(Cd): En baterías recargables y componentes electrónicos
-Cromo hexavalente (Cr VI): En recubrimiento anticorrosivos
-Bifenilos policlorados (PCB):Utilizados como aislantes y lubricantes.
-Polibromuro bifenilos y éteres (PBB Y PBDE) : Utilizados en plásticos ignífugos.
La regulación RoHS busca reducir la toxicidad de los productos electrónicos, minimizar la contaminación del medio ambiente y mejorar la salud de quienes trabajan con estos productos que pueden resultar peligrosos en su exceso de dichas sustancias.
RAEE: Residuos de aparatos eléctricos y electrónicos
Por otro lado, la RAEE (Residuos de aparatos electrónicos y eléctricos) es otra normativa de la Unión Europea que se centra en la gestión de residuos provenientes de equipos eléctricos y electrónicos. Establece reglas para la recogida, reciclaje y gestión adecuada de los dispositivos electrónicos que se encuentran en desuso.
Algunos puntos clave de la RAEE son:
-Recogida selectiva: La RAEE promueve la recogida de manera selectiva de productos electrónicos que ya no se utilizan y se han convertido en residuos, asegurando que se gestionen de manera adecuada y no se conviertan en residuos peligrosos.
-Reciclaje y recuperación: Esta medida también establece objetivos de reciclaje y recuperación de materiales que encontramos en los dispositivos electrónicos.
-Responsabilidad del productor: Cada fabricante es responsable de la gestión adecuada de los productos que ponen en el mercado.
-Etiquetado y marcado. Los productos deben llevar etiquetas que indiquen que cumplen los criterios establecidos y deben ser marcados de manera que puedan identificarse y gestionarse de forma adecuada al final de su vida útil.
Importancia de RoHS y RAEE
Tras conocer sus usos, quizás te sigas preguntando ¿por qué es importante RoHS y RAEE? A continuación te lo contamos.
Protección del medio ambiente
Ayudan a reducir la liberación de sustancias peligrosas en el medio ambiente y promueven prácticas de carácter más sostenibles.
Salud pública
Como su objetivo es limitar la exposición de sustancias tóxicas, estas regulaciones ayudan a proteger la salud de los trabajadores y usuarios de productos electrónicos, reduciendo su exposición a estas sustancias.
Responsabilidad de los fabricantes
Cada fabricante debe ser responsable y hacerse cargo de la gestión de productos en desuso, fomentando y mejorando la sostenibilidad y eficiencia en el ciclo de vida de los productos.
Cumplimiento legal
Para las empresas que operan en la Unión Europea, el cumplimiento con RoHS y RAEE es obligatorio, y el incumplimiento puede acarrear sanciones significativas. Como habéis podido observar, estas regulaciones tienen una alta importancia, por lo que deben ser cumplidas y respetadas.
Cumplimiento y consecuencias
Cumplir con las regulaciones RoHS y RAEE es una responsabilidad crucial para las empresas que operan en la UE y, cada vez más, en otras partes del mundo. Las consecuencias del incumplimiento pueden ser tanto económicas como podría ser las multas, daño a la reputación de la empresa y pérdida de acceso a mercados importantes.
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